lunes, 27 de abril de 2009

Tengo tantos títulos para esta entrada…

Así es amig@s, tengo muchos títulos o temas que ha pasado desde hace una semana y son merecedores de hablar.

Raro, pero así es todo comienza cuando hace una semana al regresar de la celebración del cuarto de siglo de mi amiga, ROXXX –si, tres equis, créanme-, decidí cortarme el cabello.

20 centímetros del negro, lacio y bien cuidado pelaje de panda que tuve –sí, me gusta mi cabello y qué?- , se fueron, solo vi como cian en mis hombros y llegaban al suelo mezclándose con los demás bastardos.

Esta vez más que un arranque de ira, miedo, soledad y depresión, por lo que típicamente lo hago, es por algo más sensato, como conseguir una apariencia más limpia y joven para buscar un nuevo -y mejor- empleo.

Me siento rarísimo con mis orejas libres, se ve más mi cara y el viento ya no hace esa escena romántica en mi cabeza.

Y todo eso se vio reflejado en “mi vecindario” ningún vecino me saludaba, ningún perro me ladraba, todos me desconocían, algo le faltaba a mi cabeza.

Y esa misma tarde, instantáneamente, me enfermo, pierdo mi fuerza, tengo vidrios en la garganta y muero.

Claro coincide con lo de la gripe marrana, entonces cuando salgo a la calle la gente comienza a correr al verme toser y con la cara demacrada, claro, lo demacrado es por los desvelos y demás desordenes físicos que hay en este estuche de monerías.

De repente mi gripa es una gran noticia, bueno, la gripa que creo que yo empecé… porque no?.
Yo le estornude en la cara a un cerdo…

Pero llego mi juguete!

Mi primer pedal de efecto para guitarra BOSS, siempre quise uno, bueno muchos, pero ya empece por la distorsión.

Suena genial, a guitarra eléctrica no tocada por el bastardo de Carlos García, suena real.

Y esa fue la celebración de la semana recluida que empieza, sin trabajo, sin salir, esperando a que la gente se le quite la histeria, esperando a que algo pase bajo del agua, como es creencia de muchos.

Tal vez después de la gripe marrana nos demos cuenta que la bandera cambio, que si existía el amero o que Elba Esther es el maldito anticristo. Lo último no sería realmente una sorpresa.

Mientras hablo sigo recuperándome de una gripe sencilla, normal, de las que dan por tomar cerveza fría y salir de noche sin sweater, así que si me ven no corran, todo está bien, de hecho creo que todo está bien, esta no va a ser la que nos mate a muchos.

Por eso era buena idea legalizar la marihuana… en este momento todos necesitamos relajarnos.


con sonich youth!!!...

lunes, 13 de abril de 2009

4:47 a.m.

No sé que me está pasando, pero no me gusta.

De nuevo siento como si el animal que vive en mi estuviera muriendo, como si se retorciera arañando mi corazón, mis pulmones, cambiando mi voz, cerrando mis ojos.

En fin me siento jodido, solo, feo –si, feo-, con eso último puedo vivir, lo he hecho por más de dos décadas, pero jodido y solo.
No sé, no soy el mismo, el que me gustaba, al menos no esta madrugada, me siento como un gran vacío, ni siquiera sé si eso existe.

Estoy sudando frio, tengo ansiedad, se me seca la boca, la cabeza, los ojos al contrario, quieren estallar, desbordarse, descansar…
No tengo inspiración, la única poesía que ha podido salir de mí últimamente es aquella que no quiero leer, que no quiero compartir, que no quiero que se vea en papel o en pantalla.

Solo está en mi piel erizada de noche, cuando mi personalidad salvaje, por dentro se quema.
Solo ahí, puedo leer en un espejo, lo miserable que a veces puedo sentirme.

Dormir o escapar?, Que es lo que realmente necesito?.

Otros días a esta hora mi trasero apunta al cielo y descanso como si no hubiera un mañana, o trabajo como un inconsciente del tiempo, y otras pocas como hoy, no puedo, no actúo, solo pienso, con esos ojos de búho, con esa sombra irreconocible que hace la poca luz conmigo.
No sé que es, si es esta hora, este minuto, que tiene algo mágico en esta o en mi otra vida, que siento como si pudiera morir y no importar.

Dios, estas ahí?
Porque con estas luces apagadas no te puedo ver… como de costumbre.
No puedo esperar a que amanezca y pueda estar en una jaula diferente, ser de nuevo el animal, el que sobrevive, el que hace lo que quiere, tiene lo que necesita y camina solo porque es la naturaleza.

Pero por ahora, soy Carlos, el Carlos que no puede hacer nada, que extraña todo lo que necesita, y se muere de soledad…