sábado, 31 de agosto de 2013
Nocturno
La noche ya no me es interesante,
ya es mi casa.
No olvido el suave cobijo,
pero me esta sofocando en esta edad.
El nocturno desde nacimiento
insomnio infantil o un llamado natural,
nunca lo sabré y no me importa,
por que la noche ya es mía.
Yo pensaba estar poseído
pero el verdadero conjuro es mi nombre.
Mi yugo, ahora mi espada,
cercena las cortinas y faldas,
las corrientes de un aire extraño
que no deja de clamar por mi.
La obsesión por descifrar
las estrellas y el silencio,
ya no la padezco.
Ahora es hambre y vacío,
llanto seco en el pasado,
marcas en un mapa
que no lleva a algún lado.
Pero la noche ya no me atormenta,
ahora me anima y responde,
como una verdadera madre.
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